Este país es la leche, de verdad. Nos pasamos una vida
llamando mentirosos a los políticos y para uno que dice la verdad le mordemos
en la yugular. Mariano Rajoy ha
dicho lo que todos sabemos: que España
da penita verla hoy y dentera imaginarla mañana. ¡Y ala, a por Mariano!
Los gurús de las
tertulias se han puesto a pensar en voz alta: que si esto lo ha dicho para
dar lástima en Bruselas, que si se trata de una estrategia para que cualquier
otro resultado nos parezca bueno, que si no se enteran, que si son malos de
cojones, que si es el reconocimiento de su incapacidad, que si mejor una vez
colorado que ciento morado. Pero no he oído a nadie decir un “oye, es que la
cosa está así de jodida, es que este tío dice la verdad” Porque igual es que la
cosa está así de mala; a mí me lo parece, pero vaya usted a saber.
El caso es que ¡anda, miénteme y dime que me quieres, morena!
Nos pone que nos mientan, eso pasa.
Babeamos con Zapatero cuando decía aquello de ¿crisis, qué crisis?; sonreíamos
cuando Rajoy prometía no subir los impuestos,” ¡anda que no lo harás, ladrón
mío!”, rumiábamos. Y es que nos gusta, nos entusiasma pillarlos en una
mentira y echárselo a la cara de la
misma manera que se arroja un guante para retar en duelo a un caballero
sorprendido con dama ajena. Nos vemos en el campo del honor y tal. Y como damos
por supuesto que los políticos no tienen honor, pues a ganar.
A ver, aclaremos: a mí no me molesta que Rajoy diga que la
cosa esta a punto de dar un petardazo, que lo está. No no, qué va. Lo que me ha
sumido en la más profunda de las melancolías es lo que no ha sucedido: Mariano
en la rueda de prensa con una camiseta de tirantes pegada al cuerpo,
el rostro tiznado con carbón, una cinta rodeando una melena desaliñada y una
metralleta de quinientos kilos sujeta con una sola mano y gritando con voz
ronca… Es nuestro trabajo, estamos hechos para esto...Vivir por nada o morir por
algo. Decidid. En fin, un Rambo,
eso es lo que nos hace falta.
Y si no un Rambo, alguien que
los tenga tan bien puestos como la Thatcher,
que en paz descanse. Alguien que no se
arrugue a la hora de ‘desestrcuturar’ el Estado político como si se
tratase de una tortilla de patatas en manos
de Ferrán Adriá. Si queremos salvar algo del Estado De bienestar
hay que darle puerta al Estado burocrático. Sin miedo. Para empezar y
que nos lo creamos, matarile a las mancomunidades y diputaciones, unificación
de municipios enanos que en España hay muchos, cerrojazo a las empresas
públicas inviables, ERE para los veinte mil intocables, apagón dinerario para
sindicatos y asimilados, bye bye al Senado y meterle mano a los diecisiete
estaditos. Sin piedad. Ya saben alcaldes de pueblo y concejalesdetodalavida, suscriban un
plan de pensiones y olviden la diputación como cementerio de elefantes. En el
fondo, ese es el problema.
Sinceramente, creo que a
este país hay que ponerlo en barbecho un par de años y esperar que brote
algo inteligente. Dirigentes políticos, por ejemplo.
MONOVAR.- La policía anda a la greña con el gobierno municipal por un
recorte de 300 euros (50.000 pelas) en sus nóminas. No nos engañemos, son las
consecuencias de la barra libre y de la multiplicación por cinco de un pabellón
deportivo. Eso sí, “hecho está el pabellón y hecho se queda pal´pueblo”, dice algún indocumentado
que no se da cuenta de que en parte el pabellón y otras fotos inaugurales las está pagando la policía. Por
fortuna, las placas de inauguración de
esto y de aquello llevan el nombre de los que perpetraron la fechoría.
Para la posteridad.
Plinio.