Asombroso Monóvar. Se ha ampliado la coalición de gobierno
con grupos políticos de importación.
Ahora deciden: PP, poco, apenas cuenta; el GIMV, los ecologistas y las
asociaciones de todo pelaje; los técnicos, algo. Solo PP y GIMV han pasado por
el engorroso trámite de las urnas.
Según leo en el diario Información (crónica de Rafa Jover,
colaborador de esta web) Emilio Orgilés, que ha sido quien ha llevado las
negociaciones previas con la empresa (de
reciclaje), señaló a este diario –Información-
que "el viaje (a Córdoba) ha
sido suspendido ya que los ecologistas y los técnicos no podían
desplazarse en estas fechas".
Abro paréntesis: la agenda del Ayuntamiento está en manos de
los ecologistas y de los técnicos, señores que presumo tienen sus propios
quehaceres y se ocupan de los asuntos
municipales cuando pueden. Cierro paréntesis y sigo.
Orgilés, disfrazado de sí mismo, deja caer esta perla
francamente portentosa: “no voy a ser yo quien
asuma la responsabilidad en este tema (la
instalación de una planta de reciclaje),
al tratarse de una cuestión que requiere
el consenso de todos los grupos
municipales, de los ecologistas y de todas
las asociaciones locales".
Es decir: la concesión de una licencia
de apertura para un negocio requiere que todos los dioses de todos los cielos y
todos los diablos de todos los infiernos caminen juntos de la mano. ¡Fantástico,
no me digan que no! Se acabó el gobernar
como se acabó el planchar, fuera responsabilidades ¡Viva la Asamblea Permanente
de Concejales y Lobbys de Monóvar!
Aunque no, no veo al concejal Orgilés de
agitador asambleario. Es prudencia, dirá él con escasa imaginación; Valdano,
¿Valdano?, ingenió lo del `miedo escénico´. ¿Cobardía y punto?
Plinio.