30 ago 2011

Artículos sueltos de la Constitución



Art. 1. “La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios.”
(¡De ambos hemisferios! Eso es cosa de Naciones grandes. O extensas)

Art. 4. “La Nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen.”
(La Nación, es decir, “todos los españoles reunidos”, promulgando leyes ¡sabias y justas!… ¿las revisará el T. Constitucional?... ¡uy,uy,uy!)

Art. 6. “El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles y, asimismo, el ser justos y benéficos.”
(Amor a la Patria aparte, es curioso que la Constitución nos pida, nos exija, que seamos “justos y benéficos”. Sin duda, los padres de la Patria –vulgarmente, redactores de la constitución- son unos padrazos… ¡sed buenos!, nos dicen. Vale)

Art. 13, artículo VIP. ”El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen.”
(Este artículo debería de estar garbado a fuego en la Moncloa, en la Carrera de San Jerónimo y en el frontispicio de todos los Ayuntamientos de España. Sin duda es el mejor)

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Confieso que me produce ternura la lectura de la Constitución…de 1812. La Pepa.  Y también me provoca cierta envidia. Es la Constitución que deberíamos de tener  vigente en la actualidad; con sus reformas, enmiendas y actualizaciones  pero con el mismo espíritu fundacional. Otro gallo cantaría si hubiéramos sido capaces de mantener la misma Constitución durante doscientos años.  Nos hubiéramos ahorrado unas cuantas guerras civiles.

En unos meses, en San José, celebraremos el bicentenario de la Constitución de Cádiz.  ¡Qué gran oportunidad han tenido nuestros políticos para homenajearla! Bastaba con haber introducido el artículo 13 –la felicidad de la Nación y el bienestar de los individuos- en la actual Constitución aprovechando la reforma que están tramitando en las Cortes.  Lástima, aunque siempre nos quedará el recuerdo de  los patriotas liberales de Cádiz.

Plinio.

27 ago 2011

Plinio a Navarro, salud


Los sureños dirían que Plinio el Viejo, 56, fue buena gente. Imprudente, quijotesco y visceralmente mediterráneo. Y buena gente. Claro, palmó. El Joven, 18, actuó como un Plinio sereno, templado y aburridamente británico. Por supuesto, sobrevivió. El mundo al revés, la temeridad de la juventud la tuvo el viejo, y la prudencia de la madurez, el imberbe. Pero gracias a su flema tenemos testimonio de primera mano del crak vesubiano.

Quiero resaltar un fragmento de la carta que Plinio el Joven le escribió a su amigo, el historiador Cornelio Tácito:

“Solo se oían los gemidos de las mujeres, el llanto de los niños, el clamoreo de los hombres. Unos llamaban de sus padres, otros a sus hijos, otros a sus esposas. Muchos clamaban a los dioses, pero la mayoría estaban convencidos de que ya no había dioses y esa noche era la última del mundo”.

Digo yo que será por eso, porque en este país estamos viviendo lo que parece el último verano del mundo, por lo que ha venido el Papa a reforzar la fe en un solo Dios, el suyo. Y digo yo, que ya puestos, debería de haber visitado esta ciudad-pueblo que soluciona la pérdida de más de un millón de euros con un “apunte contable”  o que le reclaman medio millón de euros por errores contables de no se sabe bien de quién. Entre otras.

Y es que, amigo Navarro, estamos a diez minutos de suspirar un “esto no hay Dios que lo arregle”.

Adiós. Plinio

25 ago 2011

Plinio el Joven, entre Pompeya y Monóvar



Leo en este diario que el pasado 24 de agosto se ha conmemorado el año 1932 de la muerte de Plinio el Viejo, y no de viejo. El escritor y militar romano se desplomó y murió a los 56 años en la playa de Estabia, a poco más de cuatro kilómetros de Pompeya, intentando huir de las iras de Vesubio, un volcán criminal que fulminó decenas de miles de romanos. Y todo por ser un caballero. Plinio el Viejo y su gente se metieron en la ratonera vesubiana al intentar rescatar a una dama amiga del militar de las zarpas del volcán asesino.  El buen Plinio se merece la ciudadanía española, por viejo caballero; y la noble condición de quijote por irresponsable, soñador y papanatas.

Más sustancia, creo yo, tiene su sobrino Plinio el Joven. No por hondura intelectual o finura literaria, sino por ser testigo del crack vesubiano.  Hoy disfrutaría. El joven Plinio vio saltar por los aires a la ciudad de Pompeya, aunque hasta el petardazo final mantuvo que ellos “no estaban en particular alarmados, ya que los temblores eran frecuentes en Campania (en referencia a  la comarca)”. El hombre parece mismamente que estuviera hablando de éste nuestro pueblo-ciudad: Estamos tan acostumbrados a las rarezas, léase legión de asesores improductivos y generosamente retribuidos,  o la obsesión de los políticos por defender sus sueldos políticos olvidando a qué señor sirven (¡es al pueblo, imbécil!), o el despliegue técnico y humano sin fin para ningún fin conocido, o los megalómanos medios de comunicación que ya quisiera para si la Casa Blanca…tan acostumbrados estamos digo,  que creemos que esto no va a explotar y que, solos o en compañía y con disimulo, se lo van a llevar crudo.

El Vesubio entró en erupción…

Plinio

16 ago 2011

Fabra, alcalde


Si recupero la confianza en los políticos me convierto al fabrirismo.

 Alberto Fabra, presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia, asegura que:

·         Dejará de lado todo lo superfluo o no prioritario y reducirá personal si fuera necesario –ummm…”si fuera necesario”…ha flojeado-

·         Canal 9 es inviable.
        Reagrupará empresas públicas como Berlusconi ha reagrupado provincias y municipios. Es de suponer que lo importante –reagrupar territorios- se lo deja a Rajoy

-¿Imagina alguien al alcalde de la localidad declarando que nadie que no haya sido elegido por el pueblo o haya superado las pruebas pertinentes va a llevarse un euro de los contribuyentes?

-¿Imagina alguien al alcalde del pueblo reconociendo que no es Rupert Murdoch –New Corporation- y que su grupo mediático, el del ayuntamiento, es una herramienta para la propaganda?

-¿Imagina alguien al alcalde convertido en un osado líder que pide la supresión de la Mancomunidad o de las decenas de organismos públicos que no son más que parkings de coleguillas?

No. Ya, a Fabra tampoco, pero al menos se le ha ocurrido, o se ha enganchado a la nueva corriente del sentido común. El alcalde del pueblo espera instrucciones. Y las espera antiguas, las que ha demostrado entender.

 Lo malo… lo malo es que no confío en confiar. Hay más motivos para el recelo que para la fe.

Plinio

11 ago 2011

Los huevos del alcalde



En plena campaña para las municipales se me acercó una chica del partido de Poveda y con pegatinas del PP para obsequiarme un huevo empaquetado
La miré en silencio esperando una explicación
-Es de Salvador. Él tiene
-Si me lo quedo va a tener uno menos.
Le sobran huevos!  –exclamó con entusiasmo-**,  ¿Entiendes el significado?
-Lo sospecho.  Se trata de una alegoría; quiere decir, supongo,  que D. Salvador tiene arrestos suficientes como para reconquistar Pinoso y devolverlo a su antigua metrópoli.
-Eso es, sí, más o menos.

Un Serrello en estado puro ha recogido la metáfora y la ha barnizado de zafiedad. O simplemente le ha quitado el esmalte de falsa fineza.

Finezza, que diría Berlusconi.
¡Vaya tres!

(** La frase está suavizada y el entusiasmo rebajado)

PLINIO (Provisionalmente)

10 ago 2011

Un agosto `cool´


Un agosto cool

Hay agostos largos, inacabables. Este es uno. Comenzó en primavera, con la agonía de la legislatura. ¿Iniciar proyectos, tomar decisiones pensando en el pueblo y olvidar que estamos en campaña? ¡Quiá!
Y terminará, agosto, en otoño.
Después de:

1.-Las elecciones
2.-Averiguar quién gobierna
3.-“Tomar el pulso” al nuevo cargo
4.-Agosto-agosto en sentido estricto
5.-Fiestas patronales. La fiesta del pueblo repleta de concejales.
6.-Resaca de fiestas
7.- Superar con éxito la dura reentrada a unos despachos polvorientos.
8.- Volver a tomar el pulso
9.-Varios
10.-Varios
/… sigue…/

Un agosto anterior me encontré con unos comerciantes que, apurados, me dijeron que les faltaban unas firmas para abrir un negocio. Lo malo -me dijeron- es que en el Ayuntamiento ya nos han advertido que en agosto nada, y que luego las fiestas, y que después el lento reinicio. Total, en otoño. Abrieron en octubre.
Antes del verano, en primavera avanzada, me encuentro a un paisano:  necesito unas autorizaciones del Ayuntamiento para ampliar el negocio, pero ya me han dicho que hay que esperar a saber quién es el nuevo concejal del ramo, y que luego ha de desatascar el atraso, y tomar el pulso…que me olvide de la campaña de verano.

Ellos, los del otro mundo, los que se parten el alma apuntalando su sueldo, se marchan a la playa cargados con el móvil…y se llaman entre ellos:
-¿El Postiguet o los Arenales?
-Mejor San Juan, es más cool.

Y va discurriendo lento, amable, melancólico, el agosto más largo jamás vivido. Otro año.

PLINIO (provisionalmente)
Diez de agosto de 2011

8 ago 2011

El `caso Fleta´ y la sociedad civil


Puede ser, ¿por qué no? Es posible que esta historia de David y Goliat, más una crisis que está dejando  a los poderes públicos sin la munición de las subvenciones, libere las arterias sociales del temor y del exceso de prudencia que están taponando la creación de una verdadera sociedad civil. En el Caso Fleta, como en otros miles de casos similares, se ha librado una batalla de dos contra uno: una administración pequeña, necesitada de liquidez para pagar los compromisos políticos, se alía con una gran empresa contra un pobre pagano. Un problemilla. Los dos goliats se cubren con una coraza de normas, leyes y reglamentos que en este caso sí interesa reivindicar. No es que les importen las normas, al menos no les impartan en todos los casos. Depende de…

Es posible, ¿por qué no?, que todos los “casos fletas” salgan del anonimato y se reúnan en una cuenta de correo –pymesunidas@hotmail.com- donde  encuentren, no solo comprensión y desahogo, sino un camino para reafirmarse como un protagonista más de la vida social y económica de la nación.

Y que esto cunda. Y que distintos colectivos de hombres y mujeres libres se asocien para reivindicar sus derechos, sus ideas y sus intereses. Hombres y mujeres libres que no se resignan a que personas que han hecho de la política su medio de vida mediocre, ¡un dos, un dos, paso firme y disciplina, un dos! se ocupen de unos asuntos que ni entienden ni les preocupan. No se trata de ocupar las plazas públicas con tiendas de campaña y mochilas. No. El objetivo no es el sistema, es la corrupción. El sistema ofrece herramientas para enfrentarse a la corrupción, al desinterés y a la melancolía que nos invade cuando pensamos que no se puede hacer nada. Se trata, simplemente, de que la sociedad civil sea la protagonista de la vida civil, de que los destinos de la nación y de los ciudadanos estén en manos de una sociedad palpitante, ilusionada y fuerte. Se trata de que los políticos-burócratas, que en lugar de pensar consultan el reglamento, dejen de molestar. Que cobren, que sigan defendiendo “a muerte” sus salarios, pero que nos dejen en paz, que no finjan que piensan para ganar tiempo.

Si en este país estalla una ola de asociacionismo que renuncie a las subvenciones, los políticos se echarán a temblar. Y los ciudadanos a sonreír.

¿Por qué no?

Plinio, a ocho de agosto de 2011

4 ago 2011

El Imperio, Rojo, Bitte




Admirado Séneca, le agradezco la tregua aunque sea de una guerra que desconozco. Para que exista enfrentamiento, usted debería de saberlo,  se requiere la presencia de enemigos con hostiles intenciones y de ejércitos bien pertrechados.  Y no es el caso, mi querido amigo, que aquí el único sobradamente dotado es un servidor y el Sr. Cortés, aunque él, bien es verdad, por razones bien distintas.  Permita, por cierto, que muestre mi  apoyo a D. Tomás, y decirle que si en esta provincia del Imperio  hubiera justicia poética hoy sería, con cadenas y cartel, el escudo de la bandera de los indignados.

Y en este punto y hora le respondo a su cuestión sobre nuestra relación con el Imperio.  No es buena, ya se lo adelanto.  Y no porque no les guste nuestro rabo de toro, nuestra paella, nuestro tinto de verano, nuestros cantos o nuestros bailes, que en cuanto pueden se vienen a la provincia hispana y dilapidan aquí sus ahorros. No. El problema es que no se fían de nosotros. Razón tienen; fíjese, si no, en el episodio de D. Tomás: va por libre a la Casa Consistorial y ni puto –con perdón- caso. Sólo cuando pierde la libertad y se encadena a las nuevas pirámides que los pequeños faraones se hacen construir para garantizarse un pié de página en la historia local y se alía con los periódicos y los altavoces sociales, solo entonces, digo, es cuando los delegados del Imperio sueltan un ¡coño, Tomás, qué es lo que pasa, échate un poco `payá´  que salga en la foto! Lo que yo le diga, amigo Séneca, falta de seriedad y exceso de ombliguismo en los delegados. Y eso, bien lo sabe usted Séneca, los alemanes no lo perdonan.

Sí, el imperio hoy es teutón y no latino ni gringo. Y ello, mientras los chinos consientan. Más nos valdría, dudoso cordobés, que aprendiéramos mandarín y nos aficionáramos al té. Rojo, bitte.
En cuanto al trajín de muertos, vivos, bollos y hoyos, le advierto, amigo mío, que convertimos esta provincia llamada España en un campo de guás o no habrá hoyo para tanto muerto.  Y que no se alegren los vivos: los bollos están contados y faltan.

Aun con todo, le repito las palabras de D. Winston Churchill: “Soy optimista. No parece útil ser otra cosa”.

Afectuosamente, PLINIO (Provisionalmente). 4 de agosto de 2011
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