Art. 1. “La Nación española es la
reunión de todos los españoles de ambos hemisferios.”
(¡De ambos hemisferios! Eso es cosa de Naciones grandes. O
extensas)
Art. 4. “La Nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas la libertad civil, la propiedad y los demás
derechos legítimos de todos los individuos que la componen.”
(La Nación, es decir, “todos los españoles reunidos”, promulgando
leyes ¡sabias y justas!… ¿las revisará el T. Constitucional?... ¡uy,uy,uy!)
Art. 6. “El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de
todos los españoles y, asimismo, el ser justos
y benéficos.”
(Amor a la Patria aparte, es curioso que la Constitución nos pida,
nos exija, que seamos “justos y benéficos”. Sin duda, los padres de la Patria
–vulgarmente, redactores de la constitución- son unos padrazos… ¡sed buenos!,
nos dicen. Vale)
Art. 13, artículo VIP. ”El
objeto del Gobierno es la felicidad de
la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la
componen.”
(Este artículo debería de estar garbado a fuego en la Moncloa, en
la Carrera de San Jerónimo y en el frontispicio de todos los Ayuntamientos de
España. Sin duda es el mejor)
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Confieso que me produce ternura la lectura de la Constitución…de 1812. La Pepa. Y también me provoca cierta envidia. Es la
Constitución que deberíamos de tener vigente en la actualidad; con sus reformas, enmiendas
y actualizaciones pero con el mismo
espíritu fundacional. Otro gallo cantaría si hubiéramos sido capaces de mantener la misma Constitución
durante doscientos años. Nos hubiéramos ahorrado
unas cuantas guerras civiles.
En unos meses, en San José, celebraremos el bicentenario de la Constitución de
Cádiz. ¡Qué gran oportunidad han tenido
nuestros políticos para homenajearla! Bastaba con haber introducido el artículo
13 –la felicidad de la Nación y el bienestar de los individuos- en la actual Constitución
aprovechando la reforma que están tramitando en las Cortes. Lástima, aunque siempre nos quedará el
recuerdo de los patriotas liberales de Cádiz.
Plinio.