¡Ojo a los terceros, a la
tercera opción más votada en Monóvar
en las elecciones europeas! Sin contar la abstención, que viene a ser un nada,
la primera ha sido el PP seguido por
el PSOE a un centenar de votos. Y luego
la sorpresa. Y después el resto.
En el resto hay de todo.
Cachondeo andaluz con sabor rociero en los dos votos para el Partido Andalucista; ocho votos para un
partido que, con la guardia baja, pensarías que es un partido de los que está
en algún gobierno: los Piratas.
Dieciséis votos para un partido de nombre polivalente, X; y otros partidos, hasta un total de 36 –siete más que en 2009-, con
siglas que no siempre soy capaz de interpretar. Algunos son partidos conocidos
y serios, como Ciudadanos o UPyD, otros serios y poco conocidos y
por eso los desconozco. En fin, ya digo, de todo.
Incluso los hay vomitivos.
Como Bildu. Y más
arcadas provocan los diez votos que ha obtenido en Monóvar. Diez vecinos de Monóvar han pasado la mano por la chepa filoetarra. Los votos más canallas, los
votos más tristes.
Hablando de triste, en Monóvar también ha llegado con fuerza
el partido de Pablo Iglesias II, el
hombre que nunca sonríe, el hombre perpetuamente triste. Tan Don Quijote su
figura… Es la consecuencia de la crisis,
la corrupción y la sinvergonzonería del establishment.
La reacción ultra frente al
duopolio PP-PSOE. Tantos años
mirando por el rabillo del ojo derecho temerosos de que llegara la extrema
derecha y se nos cuela la extrema izquierda. Bueno, esa es la grandeza de la
democracia liberal que combaten los ultras: que los asumimos. Eso sí, si ganan
y copian sus modelos políticos se acabó el sistema de libertades. Detalles
menores.
Pero de lo que yo les quería hablar es de la tercera opción más votada en las
elecciones del domingo. Una opción que ha pasado del 1,56% en 2009 al 8,18% en
2014. De 80 votos a 367, algo así
como subir un 450%. Eso sí es un subidón.
Se trata del voto
nulo. No la abstención, no el voto en blanco que prácticamente se ha
mantenido igual, no. Hablo de un voto elaborado, de un voto que conscientemente
se ha destruido, de un voto que no ha considerado suficiente no decir nada sino
que ha tachado, mutilado, roto o enmendado una papeleta. Lo mismo da de quién. Pagaría
un café y hasta un gintonic por leer alguna de las papeletas nulas.
Plinio.