Ellos lo saben, los timoneles lo saben. Y los remeros también.
Un remero medio
decente me lo cuenta delante de un Chivas (bajando de este nivel -se
justifica-, el wisky me produce ardor).:
-En política,
Búho, lo que importa no es lo que se hace día a día. Lo trascendente, lo
que se graba en la memoria colectiva, es lo que dejas hecho. Es lo que
se ve cuando paseas.
-Lo que dejas hecho...
-Claro, es la prueba de vida de un político. A ver, ¿Tú sabes, Búho,
cómo gobernaban los faraones egipcios, sabes acaso cómo se compotaban
con su pueblo?
-Así, a bote pronto...
-Pero sabes quiénes eran los faraones...
-Claro, los que levantaron las pirámides.
-¡Ahí lo tienes!. ¡Qué importa si fueron justo o injustos con su
pueblo, qué más da lo que pensaran o en qué creían! Las pirámides, eso
es lo que dejaron hecho y por eso se les recuerda.
-¿Otro wiski, Equis?
-Me paso al yintonic. Tengo la garganta seca.
Equis es el
apóstol que me han asignado para devolverme al redil. Yo me dejo querer.
Me divierte ver cómo mi apóstol se convierte en mi `garganta profunda´
-Y digo yo una cosa, amigo Equis, ¿cuales son vuestras pirámides?
-Cosas modernas: piscinas cubiertas, campos de deporte, un plan
general, las fuentes, la plaza de toros, las calles nuevas, los locales
que inauguramos...muchas cosas, Búho.
-La piscina no tiene agua, los nuevos deportivos han multiplicado su
precio, las fuentes no dan de beber pero darían de comer a mucha gente
con lo que habéis pagado...no sé amigo Equis, creo que han de pasar
muchos años para que el pueblo se fije sólo en lo que dejais hecho y no
en cómo lo habéis hecho.
-El pueblo es de memoria frágil. Y el circo que va a empezar
entretiene y anestesia. No entiendes de política, Búho, no entiendes.
-Y no sé si quiero entender....
Por mi
apóstol Equis he aprendido que los timoneles nunca caminan solos, nunca
piensan solos, nunca trabajan solos; he aprendido que los timoneles no
son nadie solos. Los timoneles necesitan que los arropen, que piensen
con y por ellos, que les trabajen. Los timoneles necesitan ruido,
remeros rendidos y halagos sin fin para sentirse útiles. Y sobretodo los
timoneles nunca planifican más allá de las elecciones; salvo cuando
sueñan con la eternidad, con su eternidad ligada a una fuente o a una
piscina, aunque estén secas.
Y qué fácil es eso en una pequeña ciudad de provincias preocupada en tener fresca la cerveza.
El Búho de la Sala.