Me encanta. Es de esas frases que se le ocurren a uno para
que otros le den forma. Como cuando tienes un buen titulo para un artículo y le
acoplas cualquier texto, aunque quede descolgado. Pero miren, tiene trasfondo.
No el mensaje, que ya sabemos lo inestable que es una idea sometida al
traqueteo político. Es la frase misma, es la presentación del duo Comunidad-España
como dos entidades distintas. Es el desaliño intelectual.
Tal vez sea la necesidad de buscar un titular o la de
comprimir una idea, pero la frase deja un inquietante tufillo nacionalista que habrá emocionado al
mismísimo Mas. Por un lado la Comunidad Valenciana y por otro España. La confusión
de términos (confío en que se valore mi esfuerzo
por evitar hablar de empanada mental) no es exclusiva de este caballero, que,
por otra parte, dice cosas bien sensatas en la entrevista; una aspirante al
parlamento europeo tuitea lo siguiente: “queremos una mayoría para reconstruir
el alma de Europa, la Europa (aquí se viene arriba) q hizo a españoles y catalanes
progresar”. Sus compañeros de partido de un pueblo de Toledo le han
recordado en otro tuit que “los catalanes son españoles”. Mira que es simple,
por sencilla, la cosa.
El fragor de la batalla, los nervios previos a una campaña,
el ‘miedo escénico’ ante las urnas… alguna explicación ha de tener esta jerga
política a la que se ha llegado a base de pervertir la lengua. Y es solo el
aperitivo.
Queda inaugurado el
nuevo ciclo electoral. En un par de meses las europeas, y sin apenas tiempo
para cambiarse la camiseta, una detrás de otra o como toque, el resto. Preparémonos
para oír todo el catalogo de frases hechas y seamos condescendientes con los
resbalones dialécticos. Por mi parte, además, no atenderé a los políticos
cuando se dirijan a los suyos, eso ya me lo sé y tengo poca confianza en su
capacidad para refrescar sus argumentos. Pero me beberé sus palabras cuando nos
hablen a los ciudadanos básicos. A ver si son capaces.
Plinio