22 ene 2012

Realidad, 1 - Fantasía, 0



Triste, gris, mediocre y cobarde sin alma; así es la realidad que se ha impuesto a la fantasía multicolor diseñada en los despachos de políticos, promotores, y demás vips de visa oro, dinero fácil y ego subido. ¡Se acabó! Un guantazo de realidad ha golpeado  el rostro de siete, siete eran  siete, ciudadanos despedidos por el alcalde mediante ERE no declarado. Primero dos, los suyos, luego los cinco de su socio. Así se lo repartían: los tuyos, los míos. Pura mercancía. Lo siento por ellos, la circunstancia humana, pero estaban donde nunca nadie debió estar. También son víctimas.

Ahora toca sacar pecho,  ahí es donde se ve al político de raza: llenar todo su alrededor de mierda y coger raudo y veloz una pala – ¡rápido, la foto que me voy a la ducha!-  al grito de ¡esto lo limpio yo!  Mi héroe.  

En los tiempos en los que la bonanza permitía la fantasía, se inauguraban obras que no se estrenaban, obras para la posteridad y no para el presente.  Centros de día, piscinas, campos de futbol, fuentes y rotondas solo eran un fhotocall donde se fotografiaban las celebritis locales. Ahora su mantenimiento es un problema. Han querido meter dos gimnasios, una zona de ocio, un auditorio y una megatele de plasma en un pisito VPO de sesenta metros cuadrados; y con asistente, doncella, mayordomo y chofer cuando en realidad nos conformábamos con unos muebles de IKEA pagados al contado.

La realidad le ha metido un gol por toda la escuadra a la fantasía. Es el momento de pasarnos a la realidad con armas y bagajes, es el momento de despertar de una ensoñación falsa y cara, el momento de la verdad miserable y dolorosa.

Monóvar se merece una segunda oportunidad. Y son ustedes, los políticos, quienes se la han de conseguir. Ya tienen nuestra comprensión; ahora recíclense, dejen de soñar en el lugar que ocuparán en los libros de historia y concéntrense en el día a día. Suerte, la necesitamos.

Plinio




14 ene 2012

Moción y marcha atrás



Esto huele a moción de censura  y a retirada.  

No es Orgilés político de gobernar sin la chequera a mano. No sabe. Sin gasto, sin dispendio, sin campos de futbol multiplicados, sin piscinas cubiertas, plaza de toros, fuentes, rotondas y telepropaganda no sabe. No le salen las cuentas, no vale la pena. Las penurias no son para D. Emilio.

El alcalde Poveda, que aún no entiende cómo se ha evaporado su fantasía de un Monóvar de sesenta mil habitantes, se encuentra agarrotado, superado por  una realidad canalla que le ha impedido ser el alcalde de la grandé monovera, el alcalde del renacimiento local. Se ha quedado en un alcalde mediocre incapaz de sortear una crisis. Zapatero bis.

No solo les han cortado el gas, se han deshinchado.  Cuando ha llegado el momento de gobernar han echado el culo patrás preguntándose por qué les ha tocado a ellos, a los elegidos, a los llamados a trasformar la ciudad y convertirla en… ¿en qué?, nunca lo explicaron. Se acabó la fiesta, las copas están sin pagar y no hay un duro, ¿ahora qué? Meses atrás el Ayuntamiento cayó en manos de prestamistas. Cientos de miles de euros con el pago de unos  intereses  griegos por adelantado y un favor que ahora se quieren cobrar: la subida del recibo del agua en un 40% según Orgilés. La ciudad no da para tanto juego infantil. Y los presupuestos –pecata minuta, deben de pensar- sin aprobar.  Para emigrar.

Una posibilidad: Orgilés rompe con su sosias Poveda, le da el poder a Picó y si te he visto no me acuerdo. Sale, Orgilés, por la Puerta del Príncipe y se sacude el albero de un pueblo boquiabierto por las travesuras de sus próceres de `cartón piedra´. Pallorar, oiga, pallorar.

Plinio

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