Cuando Charles de Gaulle llegó al Eliseo como
Presidente de la República francesa una
de las primeras medidas que adoptó fue ordenar la instalación de dos contadores independientes de luz y
teléfono, uno para el Presidente de la República y otro para el ciudadano De
Gaulle. El chocolate del loro, que diría
D. Séneca.
Recordé esta anécdota en el Ayuntamiento de Monóvar,
concretamente en la escalinata de la entrada.
Era la hora del café mañanero y yo subía a las oficinas mientras atendía
una llamada cuando me crucé con el
Alcalde Poveda, también hablando por el móvil. Terminé mi conversación unos
peldaños antes del cruce con el primer edil, por lo que inevitablemente escuché
unas palabras sueltas de su conversación. Nada trascendente, era una
conversación particular. Lo
trascendente, me pareció a mí, no eran las palabras, era el medio de
trasmitirlas: un teléfono y una línea pagada por los contribuyentes. Confieso que se me quedó cara de plebeyo:
estaba pagando mi llamada y la
llamada del señor alcalde, ambas
privadas. Siempre cabe, claro, que el alcalde Poveda, los concejales liberados,
los asesores empleados, los empleados sin asesorar y los no empleados que se han
colado, manejen dos móviles: el
público y el privado.
Yo tampoco lo creo.
Esta historia es de hace unos meses y me la ha recordado una
denuncia de la oposición. Según los socialistas, el Ayuntamiento se ha pulido
setenta mil euros en llamadas de móvil en un año; o lo que es lo mismo: casi un millón de pesetas al mes. Diez mil euros más de lo
presupuestado, poca cosa después de haber encontrado más de un millón de euros ocultos
en la contabilidad.
Pongámonos en lo mejor y aceptemos que estaban llamando para
preguntar por el millón y pico de euros desaparecidos. Ya ven, al final lo
encontraron entre unos apuntes contables. Venga, aceptemos pulpo como animal de
compañía
PLINIO
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