En dicharachera conversación tuitera con servidor y el infatigable pga, @gines_rico, Serrello en el mundo real, dijo urbi
et orbi que “dejamos pasar San Valentín porque los amores no existen…”. Premonitorio. MONOVER.COM titula las primeras informaciones sobre la moción con
sabia cautela:
“¿Perdón y olvido?; PSOE y GIMV intentan volver a mantener
relaciones”.
Cada vez que se habla de la moción
es de forma condicional… si se presenta…
Esto es Monóvar, la moción es contra SP,
y Orgilés anda por medio. Pero el PSOE
no lo supo, el engañado suele ser el
último en enterarse. Porque cuernos, haylos.
Como hay indicios que no se vieron.
El primer dato para la sospecha es
la propia naturaleza del GIMV y de
su líder Orgiles. Ese partido de
pueblo -como le gusta decir a Salvador
Poveda sin quedar claro si pretende ofender al partido o al pueblo- tiene
impreso en su ADN una inequívoca vocación de experto tratante de ganado: engatusar,
medio mentir y amagar sin dar. Enredar en fin. Pero el PSOE no lo sabe.
Conociendo contra quién va
dirigida la moción y quién participa en ella, es de un candor pastoril no
revisar, atar y resaltar cada coma y cada acento del documento base para la
moción. Y no se hizo. Aunque parezca mentira, en el documento negociado por los
tres partidos de la oposición… ¡no se
menciona el asunto de la alcaldía! Y
más: con una inocencia rayando en la ternura, Vidal manifiesta en Radio Monóvar que “se sobreentendía que la alcaldía era para nosotros (el
PSOE)”. Cierto, Nacho, cuando
trates con gente que mira de frente sí, pero ahora hablamos de política y de
políticos. Aunque sean de pueblo.
Los responsables locales del
partido socialista están saliendo a los medios para explicar que les han
engañado; escriben artículos con la sana intención de desmarcarse de los otros
partidos… pero hasta el momento de escribir estas líneas no me consta que hayan
reconocido su responsabilidad en lo que ha resultado una nefasta gestión de una
moción de censura. Si es verdad que han estado cerca de un año negociando este
fiasco, la dimisión es una opción honrosa.
Por sus militantes, sus votantes y por todos los que han visto frustrada
la ilusión del cambio
¿Alguien recuerda a Antonio Hernández
Mancha? Cavó su tumba política en una moción de censura.
Mientras, en el Búho de la Sala…
Les conté en un artículo anterior
que, con ocasión de la moción de censura, se organizó una porra en la taberna. Resultado:
solo siete jugadores, de un total de cuarenta y siete, han acertado al apostar
por la no presentación de la moción. Dos son del PP y cinco del GIM. Los otros
cuarenta son entusiastas seguidores del PSOE y del BLOC, con algún
independiente de pueblo.
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