16 feb 2014

Moción nonata


En dicharachera conversación tuitera con servidor y el infatigable pga, @gines_rico, Serrello en el mundo real, dijo urbi et orbi que “dejamos pasar San Valentín porque los amores no existen…”. Premonitorio. MONOVER.COM titula las primeras informaciones sobre la moción con sabia cautela:

“¿Perdón y olvido?;  PSOE y GIMV intentan volver a mantener relaciones”.

Cada vez que se habla de la moción es de forma condicional… si se presenta…  Esto es Monóvar, la moción es contra SP, y Orgilés anda por medio.  Pero el PSOE no lo supo, el engañado  suele ser el último en enterarse. Porque cuernos, haylos. Como hay indicios que no se vieron.

El primer dato para la sospecha es la propia naturaleza del GIMV y de su líder Orgiles. Ese partido de pueblo -como le gusta decir a Salvador Poveda sin quedar claro si pretende ofender al partido o al pueblo- tiene impreso en su ADN una inequívoca vocación de experto tratante de ganado: engatusar, medio mentir y amagar sin dar. Enredar en fin. Pero el PSOE no lo sabe.

Conociendo contra quién va dirigida la moción y quién participa en ella, es de un candor pastoril no revisar, atar y resaltar cada coma y cada acento del documento base para la moción. Y no se hizo. Aunque parezca mentira, en el documento negociado por los tres partidos de la oposición… ¡no se menciona el asunto de la alcaldía!  Y más: con una inocencia rayando en la ternura, Vidal manifiesta en Radio Monóvar que “se sobreentendía que la alcaldía era para nosotros (el PSOE)”. Cierto, Nacho, cuando trates con gente que mira de frente sí, pero ahora hablamos de política y de políticos. Aunque sean de pueblo.

Los responsables locales del partido socialista están saliendo a los medios para explicar que les han engañado; escriben artículos con la sana intención de desmarcarse de los otros partidos… pero hasta el momento de escribir estas líneas no me consta que hayan reconocido su responsabilidad en lo que ha resultado una nefasta gestión de una moción de censura. Si es verdad que han estado cerca de un año negociando este fiasco, la dimisión es una opción honrosa.  Por sus militantes, sus votantes y por todos los que han visto frustrada la ilusión del cambio

¿Alguien recuerda a Antonio Hernández Mancha? Cavó su tumba política en una moción de censura.


Mientras, en el Búho de la Sala…


Les conté en un artículo anterior que, con ocasión de la moción de censura, se organizó una porra en la taberna. Resultado: solo siete jugadores, de un total de cuarenta y siete, han acertado al apostar por la no presentación de la moción. Dos son del PP y cinco del GIM. Los otros cuarenta son entusiastas seguidores del PSOE y del BLOC, con algún independiente de pueblo.

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