La liturgia es siempre la misma: El primer día fasegures,
en pasqua. El primer día fasegures,
en setembre. El primer día fasegures,
en nadal. Invariablemente. Con mi abuela, con mi madre, conmigo mismo. Los
segundos días solían ser para los gazpachos,
y el arros
en conill para el tercero. Era en los tiempos de dos, tres días
consecutivos de fiesta de calle y familia. Añadamos la gachamiga, los ajos y
alguna olleta y casi que completamos la carta. Luego los dulces. Podríamos
incluir los embutidos: morcilla y longaniza secas o tiernas, chorizos y
manjares similares, pero créanme, las ‘excolonias’ nos dan sopas con honda en
asuntos de charcutería. La realidad desnuda es que Carrefour vende “embutidos
de Pinoso” y no embutidos de Monóvar. Por meritos propios.
Como ven, la gastronomía local no
es para sacar los nanos i gegants a la
calle y echar cohetes al cielo. Ni es, sobretodo, dieta para el verano. Las
ensaladas, ya, sí, pero Murcia gana por la mano. Un plato monovero ‘de tenedor’,
me comenta un famoso alguien, consiste en huevo frito, cansalá, longaniza, morcilla, ajos tiernos y tomate seco. O ñoras, en fin por ahí. Todo frito y nada de pescado. Festival de
colesterol. Lo demás, hasta donde recuerdo, son condumios ‘de cuchara’. Hemos
tenido que importar ideas refrescantes como las ensaladas de pasta, las sopas
frías y otras recetas con brisa de mar para airear el ambiente. Somos, Monóvar,
como un restaurante ‘de carta corta’. Rafa
Poveda publica diariamente en Facebook unas líneas del ‘Dietari de Bernardo
Rico i José Rico’, libro de Rafael Poveda y Consuelo Payá. Las cosas que cuenta
Bernardo, el prota, suceden a
finales del S. XIX. Usos y costumbres de la época. Pues bien, ojo: ¡apenas
comen! Bernardo se pilla algún conejo para los señoritos pero nada más. Las reseñas
gastronómicas son prácticamente inexistentes. Luis Andrés, editor y
sufridor de esta página, encontró en el
Quijote una referencia de los gazpachos y corrió emocionado a publicarlo en
MONOVER.COM. No es para menos. Ya, ya, que lo que hacemos lo hacemos bien; ¡sólo
faltaba!
En Monóvar,
aceptémoslo, no tenemos recetas
autóctonas para combatir el calor de las tardes de verano. Incontestable, creo.
Nos salva del erial, y porque es begüet ,
la horchata de avellana, exquisitez
a la que soy adicto y cuyo autor intelectual -me dicen que El Churrero, y si no autor, sí impulsor- merece una calle.
Les cuento esto del déficit gastronómico local para suavizar
la despedida del verano. Con las fiestas patronales llegan las primeras
faseguras y el inicio de un nuevo curso en todos los frentes. Los políticos de
la localidad, de hecho, ya tienen un pleno en sus cuentas corrientes. Pleno,
por cierto, que dejó algunas perlas. Orgilés me encandiló, ¡cómo mejora cuando
calla! Mejor lo dejamos. ¡Estem en festes!
Se acaban las tardes de verano.
Creo haber cumplido la promesa que le hice a Luís Andrés –en
realidad sólo lo pensé- de que ésta serie agosteña de 2014 alcanzaría, al menos,
los lectores del año pasado: ¡Uno! Y
aprovecho para agradecer a mi sobrino
su esfuerzo por fingir que me lee desde un ordenador distinto cada semana, en
una descarada maniobra para sumar diferentes direcciones de IP para las
estadísticas. Ya me gustaría a mí tener el tirón de Serrello, el hombre que dispara las audiencias de Radio Monóvar
cuando habla por la emisora, según cuenta él mismo. Pero miren, yo como el
alcalde, mientras voy y vengo por el camino me entretengo, que vaya veranito
divertido.
En fin, como he dicho, el verano se acaba a la vuelta de las
fiestas. Sin embargo, los finales de verano actuales se me antojan menos traumáticos que los del siglo
pasado. Puede ser por el efecto Internet, que nos mantiene constantemente en
contacto con las nuevas relaciones. Puede ser porque los Rayaners hacen posible los reencuentros clandestinos por cuatro
chavos. Puede ser. El caso es que el final del verano no supone el fin de las
nuevas amistades o de los nuevos amores, esos amores de verano que si han logrado resistir hasta finales de
agosto, pueden aguantan hasta navidad.
Estos cambios vitales exigen un discoforum en el Búho de la Sala para explicar canciones
como la que, click click, suena en la gramola del Búho.
Ojalá hayan tenido todos ustedes un buen verano, con amores
nuevos o viejos, con esperanzas rejuvenecidas. Bones festes.
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Nota Bene.- Hoy no les sugiero ninguna ruta alternativa. Les suplico que, si
es de su interés, se mantengan firmes en
Monóvar durante estas fiestas, le den la bienvenida a los visitantes por
muy forasteros que sean y demostremos todos que somos lugareños de mente abierta
y pensamientos frescos. Lo que viene siendo buena gente; esa puede ser nuestra ‘marsellesa’
¡Y disfruten, que son dos días!
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