1 sept 2014

Tardes de Verano V / Colorín colorado y Bon Apetit


La liturgia es siempre la misma: El primer día fasegures, en pasqua. El primer día fasegures, en setembre. El primer día fasegures, en nadal. Invariablemente. Con mi abuela, con mi madre, conmigo mismo. Los segundos días solían ser para los gazpachos, y el arros en conill para el tercero. Era en los tiempos de dos, tres días consecutivos de fiesta de calle y familia. Añadamos la gachamiga, los ajos y  alguna olleta y casi que completamos la carta. Luego los dulces. Podríamos incluir los embutidos: morcilla y longaniza secas o tiernas, chorizos y manjares similares, pero créanme, las ‘excolonias’ nos dan sopas con honda en asuntos de charcutería. La realidad desnuda es que Carrefour vende “embutidos de Pinoso” y no embutidos de Monóvar. Por meritos propios.

Como ven, la gastronomía local no es para sacar los nanos i gegants a la calle y echar cohetes al cielo. Ni es, sobretodo, dieta para el verano. Las ensaladas, ya, sí, pero Murcia gana por la mano. Un plato monovero ‘de tenedor’, me comenta un famoso alguien, consiste en huevo frito, cansalá, longaniza, morcilla, ajos tiernos  y tomate seco. O ñoras, en fin por ahí. Todo frito y nada de pescado. Festival de colesterol. Lo demás, hasta donde recuerdo, son condumios ‘de cuchara’. Hemos tenido que importar ideas refrescantes como las ensaladas de pasta, las sopas frías y otras recetas con brisa de mar para airear el ambiente. Somos, Monóvar, como un restaurante ‘de carta corta’. Rafa Poveda publica diariamente en  Facebook unas líneas del ‘Dietari de Bernardo Rico i José Rico’, libro de Rafael Poveda y Consuelo Payá. Las cosas que cuenta Bernardo, el prota, suceden a finales del S. XIX. Usos y costumbres de la época. Pues bien, ojo: ¡apenas comen! Bernardo se pilla algún conejo para los señoritos pero nada más. Las reseñas gastronómicas son prácticamente inexistentes. Luis Andrés, editor  y sufridor de esta página, encontró en el Quijote una referencia de los gazpachos y corrió emocionado a publicarlo en MONOVER.COM. No es para menos. Ya, ya, que lo que hacemos lo hacemos bien; ¡sólo faltaba!

 En Monóvar, aceptémoslo,  no tenemos recetas autóctonas para combatir el calor de las tardes de verano. Incontestable, creo. Nos salva del erial, y porque es begüet , la horchata de avellana, exquisitez a la que soy adicto y cuyo autor intelectual -me dicen que El Churrero, y si no autor, sí impulsor- merece una calle.
Les cuento esto del déficit gastronómico local para suavizar la despedida del verano. Con las fiestas patronales llegan las primeras faseguras y el inicio de un nuevo curso en todos los frentes. Los políticos de la localidad, de hecho, ya tienen un pleno en sus cuentas corrientes. Pleno, por cierto, que dejó algunas perlas. Orgilés me encandiló, ¡cómo mejora cuando calla! Mejor lo dejamos. ¡Estem en festes!

Se acaban las tardes de verano. 

Creo haber cumplido la promesa que le hice a Luís Andrés –en realidad sólo lo pensé- de que ésta serie agosteña de 2014 alcanzaría, al menos, los lectores del año pasado: ¡Uno! Y aprovecho para agradecer a mi sobrino su esfuerzo por fingir que me lee desde un ordenador distinto cada semana, en una descarada maniobra para sumar diferentes direcciones de IP para las estadísticas. Ya me gustaría a mí tener el tirón de Serrello, el hombre que dispara las audiencias de Radio Monóvar cuando habla por la emisora, según cuenta él mismo. Pero miren, yo como el alcalde, mientras voy y vengo por el camino me entretengo, que vaya veranito divertido.
En fin, como he dicho, el verano se acaba a la vuelta de las fiestas. Sin embargo, los finales de verano actuales se me antojan menos traumáticos que los del siglo pasado. Puede ser por el efecto Internet, que nos mantiene constantemente en contacto con las nuevas relaciones. Puede ser porque los Rayaners hacen posible los reencuentros clandestinos por cuatro chavos. Puede ser. El caso es que el final del verano no supone el fin de las nuevas amistades o de los nuevos amores, esos amores de verano que si han logrado resistir hasta finales de agosto, pueden aguantan hasta navidad.

Estos cambios vitales exigen un discoforum  en el Búho de la Sala para explicar canciones como la que, click click, suena en la gramola del Búho.




Ojalá hayan tenido todos ustedes un buen verano, con amores nuevos o viejos, con esperanzas rejuvenecidas.  Bones festes.

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Nota Bene.- Hoy no les sugiero ninguna ruta alternativa. Les suplico que, si es de su interés, se mantengan firmes en Monóvar durante estas fiestas, le den la bienvenida a los visitantes por muy forasteros que sean y demostremos todos que somos lugareños de mente abierta y pensamientos frescos. Lo que viene siendo buena gente; esa puede ser nuestra ‘marsellesa’

¡Y disfruten, que son dos días!


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