En 1977 se firmaron los Pactos de la Moncloa. ¡Y ojo, lo firmaron nueve partidos políticos! Ahora, dos tíos, sólo dos, no se han puesto de acuerdo. Evolución inversa. Y mira que lo tenían fácil: todo el mundo acojonado, la calle como una balsa de aceite, el personal dispuesto a creer lo que dijeran, los ciudadanos, visto lo visto en Grecia, dispuestos a cualquier sacrificio, incluso a creer en ellos. Y nada, faena de aliño y a los corrales. Y hoy, ¡qué gente!, echándose los trastos a la cabeza por tan magro acuerdo.
Lo que creo que no saben es que los ciudadanos ya lo sabíamos, lo temíamos. Teníamos la esperanza de que la evolución hubiera llegado a la clase política y se portaran como portugueses, pero no nos ha sorprendido lo que ha pasado. Seguimos desconfiando.
Oiga, a quien corresponda, que es Zapatero, ¿por qué no convoca elecciones? Yo creo que lo sé.
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