“…Esas músicas, esos
poemas, esos bailes, esos cantes. Esas almas. Nunca imaginé, amigo Plinio, que
tanto arte estuviera a la vera misma de la calle, que solo con franquear una
puerta y pedir de beber se pudiera disfrutar
de lo que en otros lugares no se consigue ni con toda la plata de Potosí. No, porque no lo hay. Solo estando donde
estuve se vive lo que viví.
Un abrazo. Goran”
Así termina una de las cartas que Goran, el exmafioso albanokosovar, me mandó hace tiempo. Es la que le sigue a esta y esta. Aunque las
cartas están fechadas hace años, se lo confié a ustedes hace sólo unos meses.
Sin embargo, cartas y confidencia parecen de tiempos remotos. De lejanas épocas
en las que reinaba Juan Carlos y alcaldeaba
Poveda. Trivialidades históricas. Lo
sustancial persiste, me apunta Goran: las medias negras, los tacones de aguja y
las ajustadas faldas de tubo; el humo del tabaco, las luces de neón, la voz
desgastada de Billie Holiday y la complicidad de la noche. Es lo que enloquecía al exmafioso y turbaba a
un servidor. Hasta que el albanokosovar tropezó
con el arte a la vera misma de la calle. Morenas autenticas de muslos desnudos, lunas llenas y brisas marinas. Arrebato de gentes con alma. Le cambió la vida. Aprendió
a leer en ojos ajenos, a distinguir la mirada limpia de la torticera; supo cómo
acariciar la sonrisa que brota de lo más hondo y cuándo despreciar la risa
fingida. Se licenció en la vidamisma.
Con lo vivido y aprendido, Goran regresó a Monóvar en busca de Pasión, ya saben, la morenaza
que, toc-toc, golpea los adoquines bamboleando
sus caderas. Ella lo esperaba con disimulo. Nunca confesó que bebía los vientos
por el kosovar, que incluso rechazó ir en la lista del BLOC para las municipales confiando que Goran le propondría buscar
juntos una nueva vida lejos del pueblo. Pero tampoco lo ocultó. Lo sabía Estrella de Rocío, camarera del Búho de la Sala, lo intuía el mismo
Goran Smirnoff y lo sospechaba Thomas Garrafón,
el viejo dueño del Búho, siempre dispuesto a imaginar historias inconfesables
detrás de cada palabra o de cada silencio. Se lo contó Pasión a dos amigas del
alma, Carmela y Macarena, dos
morenas serranas con las que compartió en el pasado llantos y risas. Todos lo
sabían menos un servidor.
-Nunca
llegué a imaginarlo. Es lo que me pasa
con las mujeres, Roció, que me cuesta saber si vais o si venís.
-Pues
espabila, Plinio. Ya no eres un niño.
-Sí, la
verdad es que algo debería de haber sospechado cuando Pasión no quiso
presentarse a las elecciones con el BLOC
-Va a
resultar que es cierto, Plinio –me contestó Rocío-, que no entiendes a las
mujeres. ¿De verdad piensas que Pasión se encerraría en un grupo que va de
nacionalista? Esa gitana que lo es sin serlo, es mujer de mundo, amigo mío.
El encuentro
de Pasión y Goran se produjo en la Plaza
de La Malva. Ella salió de un pub cercano, desilusionada por no encontrar a
Smirnoff en el local, y se sentó pensativa en un
banco de la plaza. Tan concentrada estaba en sus temores que no se dio cuenta
de que alguien se sentó en el otro extremo del banco. Pasados un par de minutos,
él carraspeo levemente para captar su atención. Se miraron de reojo, ella
reconoció a Goran y reprimió su primer impulso de correr hacia él. Ambos se
mantuvieron firmes, como estatuas
sonrientes. Se impulsaron con un leve movimiento de piernas y se acercaron…una
vez, dos, tres veces, hasta que se encontraron. En ese momento se fundieron en
un abrazo al tiempo que una nube de golondrinas revoloteaba sobre la plaza.
Juntos, sin mediar palabra, con sus cuerpos
entrelazados y una sonrisa en los labios, llegaron al Búho de la Sala.
-Despediros
de las noches perdidas - le susurró Rocío a la pareja antes de echar una moneda
de cinco duros en la gramola, clic-clic.
Comenzó a sonar…-
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Estas son historias
que me cuchichean Rocío y Garrafón. He dudado contárselas porque no sé si
son ciertas, pero la alternativa a las noches perdidas son los plenos perdidos, es el anacrónico y esperpéntico pleno del lunes.
Un pleno tan absurdo como si Colón
hubiese decidido llegar a Guanahani
el 31 de octubre del 92; pues eso, que se habría encontrado América ya descubierta,
porque, como todo el mundo sabe, eso tacaba el 12 de octubre. Pues estos igual,
convocan un pleno para echar la mañanita y charlar un rato, porque otra cosa no
la veo. Sigo pensando, por cierto, que quien mejor charla tiene es el concejal Lorenzo. Convincente y
estructurada. Estaba yo prácticamente persuadido de que el baile de fechas
había sido una mano del PSOE dentro del área cuando ¡ay, ay!, oigo al día
siguiente por la radio a la representante
oficial de la derecha y se me esfumó el convencimiento y la estructura.
Después de escuchar lo que ella misma se quiere y de presumir de lo querida que
es por la gente toda, creo que deberían de suministrarle dosis industriales de memento
mori. A ver si estamos a tiempo.
Plinio.
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