3 jul 2014

Noches perdidas, plenos perdidos

“…Esas músicas, esos poemas, esos bailes, esos cantes. Esas almas. Nunca imaginé, amigo Plinio, que tanto arte estuviera a la vera misma de la calle, que solo con franquear una puerta y pedir  de beber se pudiera disfrutar de lo que en otros lugares no se consigue ni con toda la plata de  Potosí. No, porque no lo hay. Solo estando donde estuve se vive lo que viví.
Un abrazo. Goran”

Así termina una de las cartas que Goran, el exmafioso albanokosovar,  me mandó hace tiempo. Es la que le sigue a esta y esta. Aunque las cartas están fechadas hace años, se lo confié a ustedes hace sólo unos meses. Sin embargo, cartas y confidencia parecen de tiempos remotos. De lejanas épocas en las que reinaba Juan Carlos y alcaldeaba Poveda. Trivialidades históricas. Lo sustancial persiste, me apunta Goran: las medias negras, los tacones de aguja y las ajustadas faldas de tubo; el humo del tabaco, las luces de neón, la voz desgastada de Billie Holiday y la complicidad de la noche.  Es lo que enloquecía al exmafioso y turbaba a un servidor. Hasta que el albanokosovar tropezó  con el arte a la vera misma de la calle. Morenas autenticas de muslos desnudos, lunas llenas y brisas marinas. Arrebato de gentes con alma. Le cambió la vida. Aprendió a leer en ojos ajenos, a distinguir la mirada limpia de la torticera; supo cómo acariciar la sonrisa que brota de lo más hondo y cuándo despreciar la risa fingida. Se licenció en la vidamisma.

Con lo vivido y aprendido, Goran regresó a Monóvar en busca de Pasión, ya saben, la morenaza que, toc-toc,  golpea los adoquines bamboleando sus caderas. Ella lo esperaba con disimulo. Nunca confesó que bebía los vientos por el kosovar, que incluso rechazó ir en la lista del BLOC para las municipales confiando que Goran le propondría buscar juntos una nueva vida lejos del pueblo. Pero tampoco lo ocultó. Lo sabía Estrella de Rocío, camarera del Búho de la Sala, lo intuía el mismo Goran Smirnoff y lo sospechaba Thomas Garrafón, el viejo dueño del Búho, siempre dispuesto a imaginar historias inconfesables detrás de cada palabra o de cada silencio. Se lo contó Pasión a dos amigas del alma, Carmela y Macarena, dos morenas serranas con las que compartió en el pasado llantos y risas. Todos lo sabían menos un servidor.

-Nunca llegué a imaginarlo. Es  lo que me pasa con las mujeres, Roció, que me cuesta saber si vais o si venís.
-Pues espabila, Plinio. Ya no eres un niño.
-Sí, la verdad es que algo debería de haber sospechado cuando Pasión no quiso presentarse a las elecciones con el BLOC
-Va a resultar que es cierto, Plinio –me contestó Rocío-, que no entiendes a las mujeres. ¿De verdad piensas que Pasión se encerraría en un grupo que va de nacionalista? Esa gitana que lo es sin serlo, es mujer de mundo, amigo mío.

El encuentro de Pasión y Goran se produjo en la Plaza de La Malva. Ella salió de un pub cercano, desilusionada por no encontrar a Smirnoff  en el local, y se sentó pensativa en un banco de la plaza. Tan concentrada estaba en sus temores que no se dio cuenta de que alguien se sentó en el otro extremo del banco. Pasados un par de minutos, él carraspeo levemente para captar su atención. Se miraron de reojo, ella reconoció a Goran y reprimió su primer impulso de correr hacia él. Ambos se mantuvieron  firmes, como estatuas sonrientes. Se impulsaron con un leve movimiento de piernas y se acercaron…una vez, dos, tres veces, hasta que se encontraron. En ese momento se fundieron en un abrazo al tiempo que una nube de golondrinas revoloteaba sobre la plaza. Juntos, sin mediar palabra, con sus  cuerpos entrelazados y una sonrisa en los labios, llegaron al Búho de la Sala.

-Despediros de las noches perdidas - le susurró Rocío a la pareja antes de echar una moneda de cinco duros en la gramola, clic-clic. Comenzó a sonar…-



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Estas son historias que me cuchichean Rocío y Garrafón. He dudado contárselas porque no sé si son ciertas, pero la alternativa a las noches perdidas son los plenos perdidos, es el anacrónico y esperpéntico pleno del lunes. Un pleno tan absurdo como si Colón hubiese decidido llegar a Guanahani el 31 de octubre del 92; pues eso, que se habría encontrado América ya descubierta, porque, como todo el mundo sabe, eso tacaba el 12 de octubre. Pues estos igual, convocan un pleno para echar la mañanita y charlar un rato, porque otra cosa no la veo. Sigo pensando, por cierto, que quien mejor charla tiene es el concejal Lorenzo. Convincente y estructurada. Estaba yo prácticamente persuadido de que el baile de fechas había sido una mano del PSOE dentro del área cuando ¡ay, ay!, oigo al día siguiente por la radio a la representante oficial de la derecha y se me esfumó el convencimiento y la estructura. Después de escuchar lo que ella misma se quiere y de presumir de lo querida que es por la gente toda, creo que deberían de suministrarle dosis industriales de memento mori.  A ver si estamos a tiempo.

Plinio.


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