14 may 2012

12M de 2012, primer aniversario del 15M



Un país con el 50% de paro juvenil  tiene, imagino, a la mitad de sus jóvenes buscando trabajo y a la otra mitad vigilando el suyo desde la esquina. Pongamos, por poner, que es  España.

Después de vigilar los unos su trabajo para no perderlo y de que los otros busquen y no encuentren el que no tienen, se convidan a unas cañas y se lloran unos lamentos en hombro ajeno: que si lo mal que está la cosa, que si somos una generación perdida (otra), que si esto que si aquello. Se calientan, se vienen arriba y se indignan. Les sobran los motivos, que diría el maestro. Es el porqué de su unánime cabreo; claro como agua de mayo. El contra quién, ahí es donde un servidor de ustedes se pierde. Y en el cómo, donde comienzan las divergencias. Del para qué, ni hablamos

No cuesta nada lanzar miradas venenosas contra los mercados, el capitalismo, el neoliberalismo  –que´est que c´est?, lo de neo-, los bancos, los políticos, la biblia en pasta o contra el sistema…ayyy, el sistema. ¡Ea, pues a por un nuevo sistema! Y ahí, ya les digo, me pierdo. Prometo analizar con simpatía cualquier alternativa que se presente, o casi cualquier. No se corten y presenten, presenten propuestas originales. No se  limiten a una aburrida e insustancial revuelta socialdemócrata exigiendo educación y sanidad gratis, empleo fijo y pensión garantizada. No encallen la imaginación y elévenla al poder. Levanten los adoquines para descubrir la playa, practiquen el amor libre y coloquen rosas en los fusiles. Recuperen el Mayo francés y pidan lo imposible.

Para que el mundo entero conociera su indignación, nuestro jóvenes y no jóvenes se fueron a vivir, hace ahora un año y por una buena temporada, a la Puerta del Sol y otras principales plazas del país. Al principio bien; recibieron simpatías, comprensión y ánimos. Pasados los días, semanas y meses, el acto de protesta se transformó en la alternativa. Y no. Cansa, aburre y pierde fuelle. La protesta permanente no puede ser un modelo de nada. De hecho, la protesta, si es permanente pasa a formar parte del paisaje y se vuelve invisible.  De ser el detonante del cambio se convierte en un molesto forúnculo con el que hay que convivir a diario. Y ahí fallan. Es fácil decir no, pero hay que entusiasmar con los sies.  Hay que plantear una alternativa y presentársela al pueblo, y eso, en democracia, se llama elecciones.  Preséntense.

Y claro, digan quiénes son.  Para poder votarles, o no. Cosas de la libertad, la gran revolución que se nos escapó.

Creo que el 12M2012 va a tener menos impacto que el otro 12M, el de 2004.

PLINIO.


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