7 may 2012

Mrinaleda, esa leyenda agraria



La Constitución garantiza una vivienda digna. ¡Ahora qué!

Solución Marinaleda. De la página oficial, marinaleda.com:
“¿Qué podíamos hacer?”

Esto:
“Lo primero era conseguir suelo. Así que primero expropiamos y luego municipalizamos miles de metros en los alrededores de nuestro municipio. Una vez tuvimos suelo nos pusimos a reivindicar ante el Gobierno Central y el Autonómico dinero para hacer viviendas” (sic web)

Sánchez Gordillo, alcalde de su pueblo desde hace más de treinta años, diputado autonómico, promotor de okuopaciones de fincas,  dirigente del Colectivo de Unidad de los Trabajadores-Bloque Andaluz de Izquierdas, del Sindicato Obrero del Campo y de Izquierda Unida del que es Secretario de Vivienda y de Soberanía Alimentaria (¡!)…ufff, ni la duquesa de Alba…, idea una solución para sus vecinos de Marinaleda  -pueblo de 2800 habitantes que viven de una cooperativa conservera y del PER- que ha excitado a los progres urbanitas.

La solución final: Después de ocupar las tierras y municipalizarlas -“ya tenemos suelo”-  se nombran autoconstructores (ayy…esa irrefrenable querencia totalitaria de moldear  el lenguaje) a quienes se les regala materiales conseguidos de la Junta y de las obras del PER. También se les ceden gratuitamente albañiles y arquitectos. Finalmente, el autoconstructor se reúne en asamblea para decidir colectivamente (¡guau!) el precio de la vivienda. 15€/mes. Ah, lo olvidaba: este guateque disfrazado de gratis total lo pagamos entre todos los españoles.

Eso, una utopía  macerada con subvenciones y okupaciones de tierras que han convertido a Marinaleda en un pueblo temático del frikismo revolucionario  y subvencionado. Puro folclore. Y todo esto a cien kilómetros de la capital de los EREs fraudulentos.  ¡Viva la revolusión!

PD-1.- Por dar una pista: en la fachada de un edificio municipal han colocado una gigantesca imagen del ídolo caído Che Guevara, una leyenda de la revolución que el conocimiento de la historia ha desmontado.  Otra leyenda agraria. Como la utopía subvencionada de Marinaleda.

PD-2.-Con todo, es una utopía de pobres. La nuestra, la utopía de un Monóvar Imperial, es de ricos. De ricos menguados que en último suspiro quieren dejar placas con su nombre en cada rincón de la ciudad. Y no hay ni para placas. Ahora nos pasan el plato para que aflojemos lo que no tenemos.  Lo que está hecho, hecho queda, nos repiten como una consigna de marqués arruinado. Lo malo es que lo que está hecho, está sin pagar. Menos lobos.

PLINIO

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