(Goran abandona sus negocios y encarrila su vida. De viaje en viaje. Lo
cuenta en sus cartas. Esperando que sea de su interés. –Plinio-)
____________________
Goran, Epístola 1. Donde anuncia su viaje y expone sus motivos
El Búho de la Sala, tres de la madrugada.
Cuarto gintonic. Mano a mano con el albanokosovar Goran Smirnoff, mafioso de flaca vocación que le da vueltas a un
cambio a sus negocios. Y a su vida.
-Amigo Plinio,
creo que no sirvo para esto, noto
como que no encajo en este negocio. Me
pasan cosas, abro un puticlub y me enamoro de mis putas, comercio con la
droga y extiendo un cheque para “Proyecto Hombre”, monto una red de seguridad
para extorsionar a otros locales de la costa y yo contrato con Securitas,
compro un hotel en primera línea de playa para blanquear dinero y le presento a
Hacienda una declaración complementaria… tengo dudas, Plinio, amigo mío.
-¿Por qué
dudas, hijo?
-¿Cree que
me faltan motivos, maestro?
-Creo que te
sobra vergüenza, Goran, vergüenza de hombre de bien, de la torera. Lo tuyo no
es esto.
-¿Y qué
hago, sabio amigo?
-Pues eso, coño:
dimitir, dejarlo todo. Te vas a la Costa, lo
vendes todo y te vienes. Algo se nos ocurrirá.
Goran se
levantó, dejó un billete de cien euros en la barra y se marchó. Se giró al
llegar a la salida y señaló con la mirada el dinero: “Plinio –me dijo-, invita a Pasión. De mi parte”. Es lo
último que dijo antes de salir. Y lo último que supe del albanokosovar durante
mucho tiempo, hasta que comencé a recibir correspondencia
suya. Unas cartas manuscritas, sorprendentes
por su tono y contenido.
Goran se va.
La carta:
Querido
Plinio,
Es
la rutina, hermano. O a mejor decir,
es mi hartazgo de ella lo que me ha empujado a plantearme una vida de
peregrinaje. La repetición de
rostros, lugares y conversaciones provoca tal
tedio en el alma que si no andas presto puede abocarte a malos hábitos como
lo es la ingesta de alcohol sin medida o a la búsqueda de aficiones aún más
dañinas. Con eso y todo, como bien sabes, yo me puedo considerar afortunado al
haber regentado locales con mucho tráfico de gentes de muy variada condición y que
me proporcionaron innumerables oportunidades para confraternizar con gentiles y
hermosas damas. Pero, como ya te he contado en otras ocasiones, mi natural
inclinación por la soledad y la autonomía me desencaja en una vida social
indolente en sumo grado.
Te
cuento estas intimidades, que para ti no deben de serlo amigo Plinio, porque me
ha parecido adivinar en tu aparente desinterés por mi vida una provocación para
averiguar si es un revés de amores -o de ‘Pasiones’, valga el guiño- lo que me
arroja a una vida de peregrinaje cual feriante en meses de verano. Que sepas,
fisgón amigo, que si bien es cierto que la mujer a la que no empujas acaba por
empujarte, en este mi caso es una suma
de acontecimientos los que aconsejan mi retirada; retirada que no será tal
donde esté, pero sí donde estuve.
Esta
es parte de mi vida misma, que no mi confesión, querido Plinio. Y será en otra
misiva donde te cuente mi llegada a una
ciudad muy principal, mi reencuentro con viejos camaradas y el comienzo de
una noche de mucho brillo
Te
adelanto, a modo de tapa y caña, que
manuscribo esta misiva desde tierras
béticas, en concreto desde su urbe más principal. Grandiosa, hermosa y con gente
jovial y en extremo encantadora. Según cuentan otros visitantes y cantan todos
los trovadores es una villa con duende. Eso dicen. Yo ya conocía las gracias
que adornan a la ciudad porque, como sin duda recordarás, había realizado innumerables
viajes a estas tierras siempre con la finalidad de aprovisionar ideas y
elementos para mis locales costeros. Pero te confieso, amigo mío, que no hay
ocasión en la que no me emocione al contemplar su caudaloso rio, sus frondosos
jardines, su afamado coso taurino, su majestuosa catedral o sus otros edificios
construidos con manos árabes y ganados para la causa de la cristiandad. Es sin
duda, comprensivo amigo, un buen lugar para tantear mis dotes viajeras. Y en
ellos estoy, como verás en próximas misivas.
Un
abrazo. Goran
(Les aseguro
que las cartas de Goran son tan noveladas como su propia vida. Es posible que
cuente verdades, pero no sé si cuenta la verdad)
2
No hay comentarios:
Publicar un comentario