16 dic 2013

Epistola 1

(Goran abandona sus negocios y encarrila su vida. De viaje en viaje. Lo cuenta en sus cartas. Esperando que sea de su interés. –Plinio-)
____________________

Goran, Epístola 1. Donde anuncia su viaje y expone sus motivos

El Búho de la Sala, tres de la madrugada. Cuarto gintonic. Mano a mano con el albanokosovar Goran Smirnoff, mafioso de flaca vocación que le da vueltas a un cambio a sus negocios. Y a su vida.
-Amigo Plinio, creo que no sirvo para esto, noto como que no encajo en este negocio. Me pasan cosas, abro un puticlub y me enamoro de mis putas, comercio con la droga y extiendo un cheque para “Proyecto Hombre”, monto una red de seguridad para extorsionar a otros locales de la costa y yo contrato con Securitas, compro un hotel en primera línea de playa para blanquear dinero y le presento a Hacienda una declaración complementaria… tengo dudas,  Plinio, amigo mío.

-¿Por qué dudas, hijo?
-¿Cree que me faltan motivos, maestro?
-Creo que te sobra vergüenza, Goran, vergüenza de hombre de bien, de la torera. Lo tuyo no es esto. 
-¿Y qué hago, sabio amigo?
-Pues eso, coño: dimitir, dejarlo todo. Te vas a la Costa, lo vendes todo y te vienes. Algo se nos ocurrirá.

Goran se levantó, dejó un billete de cien euros en la barra y se marchó. Se giró al llegar a la salida y señaló con la mirada el dinero: “Plinio –me dijo-,  invita a Pasión. De mi parte”. Es lo último que dijo antes de salir. Y lo último que supe del albanokosovar durante mucho tiempo, hasta que comencé a recibir correspondencia suya.  Unas cartas manuscritas, sorprendentes por su tono y contenido.

Goran se va. La carta:



Querido Plinio,

Es la rutina, hermano. O a mejor decir, es mi hartazgo de ella lo que me ha empujado a plantearme una vida de peregrinaje. La repetición de rostros, lugares y conversaciones provoca tal tedio en el alma que si no andas presto puede abocarte a malos hábitos como lo es la ingesta de alcohol sin medida o a la búsqueda de aficiones aún más dañinas. Con eso y todo, como bien sabes, yo me puedo considerar afortunado al haber regentado locales con mucho tráfico de gentes de muy variada condición y que me proporcionaron innumerables oportunidades para confraternizar con gentiles y hermosas damas. Pero, como ya te he contado en otras ocasiones, mi natural inclinación por la soledad y la autonomía me desencaja en una vida social indolente en sumo grado.

Te cuento estas intimidades, que para ti no deben de serlo amigo Plinio, porque me ha parecido adivinar en tu aparente desinterés por mi vida una provocación para averiguar si es un revés de amores -o de ‘Pasiones’, valga el guiño- lo que me arroja a una vida de peregrinaje cual feriante en meses de verano. Que sepas, fisgón amigo, que si bien es cierto que la mujer a la que no empujas acaba por empujarte, en este mi caso es una suma de acontecimientos los que aconsejan mi retirada; retirada que no será tal donde esté, pero sí donde estuve.

Esta es parte de mi vida misma, que no mi confesión, querido Plinio. Y será en otra misiva donde te cuente mi llegada a una ciudad muy principal, mi reencuentro con viejos camaradas y el comienzo de una noche de mucho brillo

Te adelanto, a modo de tapa y caña, que manuscribo esta misiva desde tierras béticas, en concreto desde su urbe más principal. Grandiosa, hermosa y con gente jovial y en extremo encantadora. Según cuentan otros visitantes y cantan todos los trovadores es una villa con duende. Eso dicen. Yo ya conocía las gracias que adornan a la ciudad porque, como sin duda recordarás, había realizado innumerables viajes a estas tierras siempre con la finalidad de aprovisionar ideas y elementos para mis locales costeros. Pero te confieso, amigo mío, que no hay ocasión en la que no me emocione al contemplar su caudaloso rio, sus frondosos jardines, su afamado coso taurino, su majestuosa catedral o sus otros edificios construidos con manos árabes y ganados para la causa de la cristiandad. Es sin duda, comprensivo amigo, un buen lugar para tantear mis dotes viajeras. Y en ellos estoy, como verás en próximas misivas.


Un abrazo. Goran


(Les aseguro que las cartas de Goran son tan noveladas como su propia vida. Es posible que cuente verdades, pero no sé si cuenta la verdad)







2

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...