-Con
estos silencios ininterrumpidos vas a perder la única seguidora que tienes, Plinio –el editor de Monover.com me saludó de esta manera
una cálida mañana de marzo, casi en fallas, rozando la primavera
-Es
que uffff..Verás, Luis Andrés, con
este tiempo hablar de las cosas chicas del pueblo es como cambiar el Mediterráneo por un pozo negro
-Séptica,
una fosa séptica
-
Sí vale, putrefacta, corrompida y
maloliente. Pues eso, que miro el campo a punto de estallar en mil primaveras,
que bajo la ventanilla del coche y casi que casi huelo la humedad limpia y
fresca de la mañana, que hasta las dentaduras
me parecen más blancas y mentoladas… ¡y me pides que hable de la
política de Monóvar!
-Solo
cuatro líneas inteligentes
-Ahí
me has pillado… ¡cuatro líneas inteligentes sobre la política local! ¡¡Ada ya,
cómo va a ser eso!!
-
Escucha Plinio, tienes el asunto de la piscina casi exmunicipal, las relaciones
tirantes de los socios de gobierno, la auditoria, los presupuestos que no
llegan, los sueldos intocables de los políticos. O más, habla si quieres de la
huelga general, de los recortes, del hundimiento de la Comunidad Valenciana o
del Titanic… ¡yo qué sé, hay mil cosas!
-Vas
a tener razón. Ya veo yo algo.
Ya
imaginarán que esta conversación, si existió, tuvo lugar fuera de la ciudad, en lugar seguro
para el editor, allá donde no nos conocen para que no le perjudique mi
compañía. Así fue, me calé el sombrero, me subí el cuello de la gabardina como
un espía de Tintín y caminé y caminé en
busca de algo inteligente en la política de Monóvar.
Llevo
caminando un par de maratones y nada, no encuentro nada excitante en la
política local… ¡y ya es difícil no encontrar nada excitante en primavera!
Me
he derrumbado. Le mando un sms a Luis
Andrés: Me rindo, tras dos plenos y
tres sesiones de quisiera yo saber,
no levanto cabeza.
Plinio.
PD.-
Busca que te busca he encontrado una escena abracadabrante: los concejales del gobierno faroleando
como en una partida de poker durante el último pleno. Van quinientos euros,
¿los ves?, mientras que una vocecita presidencial murmuraba por detrás “no es eso, no es eso”; y otro edil
gubernamental retando a bajarse el 40% del sueldo si `los otros´ hacían lo
mismo con los suyos, sin caer en la cuenta de que su sueldo se lo fija él y el
de `los otros´ lo establecen sus jefes o lo acuerdan sus sindicatos. Demagogia
city.
Es
lo único. Sigo buscando.
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