26 mar 2012

Las huelgas políticas no so para la primavera



Una huelga con ambiciones se convoca en otoño, a la vuelta del verano y una vez hemos cuadrado la vuelta al cole con las dos cañas agosteñas en el chiringuito. Es lo suyo.

Fechas aparte, añado que la huelga confunde los motivos. O los enreda, que es peor. Me explico: la huelga se inventa para tocarle las narices al empresario en un legítimo conflicto de intereses, no para redactar y aprobar leyes. Para eso ya está el Parlamento. Vamos, que los sindicatos, en esta huelga del 29 como en todas las huelgas generales, practican el intrusismo profesional sin sonrojarse ni un así. Y no. Cada uno en su sitio, la ley en el de todos y la soberanía en el pueblo (1º-2 de la CE)

Y cada uno a su trabajo. El de redactar las leyes, la potestad legislativa, corresponde a las Cortes, no a los sindicatos (66-2 de la CE). El trabajo de estos, de los sindicatos, es…no sé, la CE no les asigna un cometido específico y más bien los contempla como un `punto de encuentro´ de los trabajadores para organizarse y defender sus derechos. Derechos de los trabajadores, no de los sindicatos, que, en el fondo, son un instrumento de los trabajadores para la defensa de sus intereses.  Quien va a la huelga, concluyo, no son los sindicatos, son los trabajadores. O así debe de ser. Aquí no, aquí los dirigentes sindicales, sin más representación que la de su exiguo número de  afiliados, deciden paralizar el país y forzar al Parlamento a cambiar las leyes. Es una huelga política contra las Cortes Generales con la finalidad de invadir y ocupar las funciones constitucionales del poder legislativo. Quieren hacer leyes, pero ay pena penita, no es su trabajo.

El derecho a la huelga de los trabajadores está reconocido por la Constitución (28.2) “para la defensa de sus intereses” y no para conservar la influencia de un lobby sindical. Y menos para legislar. Influencia, poder y subvenciones, esa es la pancarta que no mostrarán.

Este ritual tan nuestro, tan español, de hacerle una huelga política al Presidente de turno es un capricho caro sobre el que los sindicatos deben reflexionar. El problema radica en saber cómo encajar en el siglo XXI a unos sindicatos anacrónicos y con maneras decimonónicas, cómo convencer a los sindicatos para que pongan su calendario en fecha.



Plinio.





(En otro orden de cosas:
Cuando no se alcanzan las expectativas es una derrota.

Medios de comunicación y partidos políticos se gastan una millonada preguntando a los andaluces qué van a votar en sus autonómicas.  La mayoría absoluta apunta a Arenas como  el próximo presidente andaluz.  A esto unimos el convencimiento de que no hay régimen que cien años dure (ojo, el régimen socialista de Andalucía va a igualar al régimen de Franco),  que la corrupción le sale por las orejas a los actuales gobernantes y que Andalucía es de las regiones más deprimidas de la UE,  ¡y acualá, hay cambio! Esa es la lógica expectativa.

Y no. Arenas gana, pero poco. Los inmovilistas suman mayoría. Es una derrota y vivan las caenas.

Salvando las distancias, es el caso de Monóvar…perdón, de Poveda: Con todas las circunstancias a su favor y es incapaz de ganar. En Andalucía hay obstáculos que frenan el cambio y no es cosa ahora. En Monóvar, en el PP de Monóvar,  el lastre es Poveda.
Plinio)

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