5 jun 2010

Jornaleros



Me tienta, me tienta la idea de hacer demagogia con los jornales de los timoneles y de los remeros. Pero no. Voy a ser coherente y a defender lo que siempre he considerado lo más cabal: lo timoneles merecen más jornal. A esta conclusión llegué de la mano de un amigo, ex-primer edil, que dejó el timón de su pueblo para recogerse en su despacho profesional. Necesito ganar dinero, me explicó, y el Ayuntamiento no me paga lo suficiente y hay demasiadas tentaciones, así que mejor lo dejo antes de pecar. Y acabó su mandato como termina el soneto de Cervantes: "Fuese, y no hubo nada"

Sueldos abultados como antídoto contra la corrupción, es un argumento. Pero ya no sirve, no se puede combatir el tifus con una aspirina. Las tentaciones de Jesús en el desierto fueron un juego de parchís al lado de la capacidad de seducción de los nuevos diablos, los demonios que vienen cargados de ladrillos y prebendas. Contra esta enfermedad no queda otra cura que encomendarse a la divina providencia y confiar en que los timoneles y los remeros lleguen inmunizados de casa. Es fe.

Me queda una razón para desear mejores jornales para nuestros timoneles: atraer a los mejores. La vocación de timonear una pequeña y melancólica ciudad de provincias es tan extravagante como la virginidad en una casa de putas. Y si algún timonel, confundiendo molinos de viento con gigantes, proclama en voz alta su "espíritu de servicio a la comunidad", provocará, ya lo verán, un estallido de risa que bien pudiera servir como terapia en estos tiempos de crisis. Más me fío de quien diga que trabaja de timonel movido por un jugoso jornal y por las reverencias de sus remeros que por una abnegada afición por favorecer a sus vecinos. La vida real es así de mezquina.

Concluyo, paciente lector (me consta que cuento con uno, y que usa siglas por nombre), exigiendo a los timoneles que se suban sus emolumentos hasta donde lo permitan las deudas municipales. ¡Pero ay!, también les pido que no basten dos peonadas para percibir un PER, les solicito humildemente que cumplan jornadas laborales, calendarios de trabajo, y, sobretodo, que animen -o amenacen, en caso de rebeldía- a sus remeros para que se ocupen del duro trabajo municipal. O que den apariencia de ello al objeto de no soliviantar a las masas, tan prestas ellas a la critica descarnada. Y si no me excedo en la súplica, bueno sería que solo perciba jornal quien se lo gane, y solo se lo pueda ganar quien tenga tarea que realizar, y todo ello sin inventar ocupaciones ficticias; con lo que, ya lo sé, muchos palmeros tendrán que cambiar de oficio. 

-No se dará el caso, Búho.
-Eso me temo, amigo Equis, eso me temo. Mas confiemos en la naturaleza caprichosa de los hombres, tan capaz de volver estúpido al sensato como de tornar justo al inmoral



El Búho de la Sala 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...