19 abr 2010

de la cojera a la gangrena


(Pudo haber sido así:)


    Le pregunto a un tipo medio sensato en la intimidad de un gin-tonic: ¿cómo es que os habéis juntado, acaso no veis que la compañía os achica?  "El gran timonel -me dice- no ha nacido para perder, somos grandes, somos ganadores" Era el primer gin-tonic. Lo intento de nuevo, le recuerdo que quien se junta con un cojo, si al año no cojea, ranquea. "A nosotros no nos pasa -sentencia-, controlamos, somos astutos" Apuramos el gin-tonic. Pido otro.

    Que el poder ciega lo sabía; que la codicia de poder prostituye, lo sospechaba; pero que la necesidad de poder humilla, lo ignoraba. Y es que a mitad del segundo gin-tonic descubro que aceptaron la alianza por necesidad. Mísera y vil necesidad.

    "Hay que tener humanidad -se pone tierno-, entiende que los hay que están a un rato de la jubilación, otros que se han quedado sin trabajo, alguno que no sabe hacer otra cosa. Y el timonel, el gran timonel, que necesita vencer al recuerdo de su propio nombre. No lo entiendes -remata con un suspiro-" Gran verdad, no lo entendí. O sí, pero me dio vergüenza.

    Tal vez, sólo tal vez, la cojera se ha extendido. Tal vez, sólo tal vez, el mal ha gangrenado y haya que amputar. En democracia se amputa con el desdén.


El Búho de la Sala. 

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