3 feb 2010

__________
Navidad en el Parlamento, aún.



Estas cosas o se documentan o no se creen.

Cuando a uno, o a una,  le sonríe tanto la vida que se puede burlar de ella, no es de extrañar que alarguen el curro hasta los 67 o los 107 tacos. Aquí no hay color, están todos en el mismo saco. Mejor: en el mismo sofá-cama.

Demagogias fuera. Veamos.

Es la Constitución la que fija dos periodos de sesiones: febrero-junio y septiembre-diciembre. Por lo visto han prometido estrujarse la neurona y estudiar si es necesario reformar la Constitución para que los sres/sras diputados/diputadas -...jo, Bibiana, exímeme de esta estúpida tortura de los políticamente correcto- trabajen más o les vale con una reforma del Reglamento de la cámara. No están en ello, aunque lo prometieron. Es una trampa.

Los constitucionalistas, ingenuos, diseñaron el calendario para que los representantes del pueblo se trabajaran sus circunscipones. A saber: conocieran de primera mano los problemas de sus votantes y de los otros; estuvieran a pie de obra y comprobaran las carencias de colegios, de agua, de hospitales o de carreteras. Vamos, que se trabajaran el voto. Pero nada, se hacen los locos. "¿Prejubilarme?, ¡anda ya, paqué!, lo que hay que hacer es poner más años de bicoca".

Y una cosa les digo: esto no se soluciona ampliando el periodo de sesiones. ¡Qué va!...con no ir... Aquí lo que tienen que hacer sus señorías es trabajar a destajo: tanto curras tanto te voto. O lo que es lo mismo: una reforma electoral que premie el trabajo de campo de los candidatos y no su peloteo ante el aparato de los partidos. Hoy, el sumiso, el  siseñor, es el que tiene el puesto garantizado paras salir elegido y no hacer nada. La mediocridad acapara las listas, porque la mediocridad es la que dice "sí señor, ¿tengo la pensión asegurada?, pues con eso me vale".

Como dice el profesor Jimenez de Parga, tenemos unos "partidos de empleados". Mala cosa, añado yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...